Tesis Celeste
Conocí el cielo, estuve innumerables veces ahí cuando era chico. Bastaba que suba un poco la temperatura para que mamá sugiriera visitarlo en pos de conseguir esa bocha helada de frutilla a la crema. O un espeso chocolate con almendras cuando había que hacerle frente al el frío. A esa edad pensaba que las heladerías eran el cielo o al menos el cielo de las comidas. En ese mítico lugar se gestaba la alquimia necesaria…