Lecturas en bondi

¿Te acordas, papá?

pista de Scalextric
Image by R0bin from Pixabay

¿Te acordas, papá? Yo te lo repetía siempre: a mis treinta años voy a estar rodeado de astronautas. Como te me reías. Con cuanta impunidad me pasabas la mano por la cabeza y me despeinabas diciéndome soñador.


Y, sin embargo, es así. Tal como imaginaba a los nueve: el dos mil veinte tenía que ser un año donde estuviéramos llenos de astronautas, su nombre lo exigía. Era el año, yo lo sabía. Me sentía un iluminado ya que nadie, NADIE, me daba la razón y para mí era obvio. No importaba de que me hablaran, todo terminaba en mi futuro lleno de viajes lunares, cohetes y astronautas.


El pensamiento iba y venía, iba y venía, como mi auto por el ocho de la pista de scaletrix, y yo lo miraba ir y venir y pensaba, en el futuro nada de autos, solo naves, naves y astronautas.

Y apretaba a fondo el control fantaseando que lograba acelerar aún más el autito amarillo y el tiempo para que, por fin, lleguen los astronautas.


A veces el trance era tan grande que el auto volcaba y me sobresaltaba. Ahí entrabas vos y lo agarrabas. Lo dabas vuelta y peinabas los pelos de ese bigote de metal que tenía el auto abajo. Esos bigotes que según vos hacían que la electricidad le llegara, porque sin electricidad no funcionaba. Yo te miraba sin entender y te preguntaba por qué no eras astronauta si lo sabias todo. Vos te reías y yo me enojaba.

Esta vez te equivocaste, papá. Bien que te reías de mi dos mil veinte con astronautas. Pero ahora, ahora lo ven todos.


Ahora ya se cómo funciona la electricidad.


Ahora soy yo quien peina un bigote, y no es el de un autito, es el mío tras cincuenta días sin afeitarme. Le paso los dedos, lo tapo con un barbijo y salgo a buscar comida, mi electricidad.


Y, sin embargo, cada vez que entro al supermercado y veo a los astronautas, me arrepiento. Veo sus pasos lentos e irreales, las manos llenas de comidas instantáneas y feas, los ojos llenos de terror detrás del plástico que cubre sus cabezas. Son astronautas jubilados, astronautas forzados, astronautas infinitamente solos y confinados.


Tenía razón, el 2020 tiene astronautas, pero no en la luna.


El 2020 tiene naves, pero no para todos.

El 2020 me tiene girando en un ocho eterno y no importa lo que haga. El control no anda, acelero solo y no puedo parar. Quiero parar, pero solo acelero más y más, y todo y todos quedan atrás, papá. Tengo miedo de volcar. Tengo mucho miedo de caer y que no me vengas a levantar, de que no me acaricies nunca más. Quisiera haberme equivocado y poder recordarte esa idea tonta que tenia de chico sobre el 2020.


Para escuchar el texto:

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *